sábado, 19 de junio de 2010

ALIMENTACION SALUDABLE


La alimentación está influenciada por diversos factores culturales y económicos tanto individuales como de la sociedad en general. La disponibilidad, variedad, costo, creencias, etc. de alimentos, influyen notablemente sobre los hábitos dietéticos de una población.
Estos factores no siempre contribuyen a una “buena alimentación”. La falta de información, la información errónea o confusa, suposiciones, costumbres, escasez de recursos, falta de tiempo, etc. hace muchas veces que nuestra alimentación no sea la adecuada.
La publicidad y los medios de comunicación también tienen una alta influencia sobre los hábitos de alimentación de la población y no siempre orientan hacia un consumo racional.
En Argentina hay abundancia de alimentos, sin embargo, muchas personas no tienen acceso a cantidades suficientes y variadas de alimentos sanos. Otros pueden tener acceso a suficientes alimentos y sin embargo carecer de los conocimientos necesarios para confeccionar una dieta que contribuya al cuidado de su salud y por lo tanto a mejorar la calidad de vida. En ambos casos, una dieta inadecuada puede conducir a enfermedades.
En abril de 2003 la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentaron un informe, elaborado por expertos, sobre alimentación, titulado “Dieta, Nutrición y Prevención de Enfermedades Crónicas”. El documento contiene la información científica más reciente sobre la relación de la alimentación, la nutrición y la actividad física con patologías cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, la diabetes, la obesidad, la osteoporosis y las enfermedades dentales.
Lo anteriormente mencionado tiene especial importancia en la Argentina pues nuestro país posee problemas nutricionales: Tales como las enfermedades crónicas (obesidad, diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares etc.), estrechamente relacionados con los estilos de vida y la alimentación. En la actualidad la Argentina se caracteriza por la alta prevalencia de enfermedades crónicas no trasmisibles, siendo las vinculadas al sistema circulatorio la primera causa de muerte.
Regímenes alimentarios sanos y una actividad física adecuada, constituyen una herramienta eficaz para contener la creciente amenaza de las enfermedades no trasmisibles y disfrutar así de una mejor calidad de vida.

Importante:
Adquirir hábitos alimentarios saludables contribuye aprevenir ciertas enfermedades.

jueves, 17 de junio de 2010

"DIETAS MILAGROSAS, DIETAS DE MODA"

Por tener ellas una ubicación en el entorno cultural, parece adecuado comentar un numeroso grupo de dietas con amplia difusión entre la población, que tendrían "efectos milagrosos" en la reducción de peso. Se caracterizan por ser dietas estereotipadas de bajas calorías, con indicación en el consumo de determinados nutrientes o deficitarios en otros, lo que las hace desequilibradas. Se usan por poco tiempo y es difícil obtener con ellas cambios en los hábitos de alimentación y conductas.
1. Entre los regímenes ricos en grasa y restringidos en hidratos de carbono, se pueden nombrar las dietas de Banting, Atkins, de la Fuerza Aérea, Félix y Pennington. Se caracterizan por hacer disminuciones bastante drásticas de hidratos de carbono, menos de 60 g/día e incluso hasta 6 g/día, y aumentar las cantidades de grasa a 60-80%, manteniendo proteínas entre 15-25%, sin considerar restricción para las calorías consumidas. De este grupo, la más conocida es la de Atkins, que es original de Banting del siglo pasado, la que reactualizó Atkins en 1981 en su libro "La revolución del Dr. Atkins". En forma independiente, otros autores americanos, los Drs. Taller y Stillman experimentaron con dietas ricas en grasa y pobres en hidratos de carbono. Todas han recibido críticas de la Asociación Americana de Médicos (AMA), por considerarlas peligrosas e inadecuadas. Lo efectivo de estas dietas es que producen cantidades importantes de cuerpos cetónicos, por eso también son llamadas dietas cetogénicas, y a través de la quetosis puede haber inhibición del apetito.
2. Regímenes ricos en proteínas, entre las cuales cabe nombrar las dietas de Hollywood, Mayo (refutada por la Clínica Mayo), Harrop (leche y plátanos), entre otras. Ellas se caracterizan por un aumento de proteínas, con régimen pobre en hidratos de carbono y lípidos. En las diversas variables, hay consumo recomendado de proteínas provenientes de pescados, vacuno sin grasa, preparados a la plancha o consumo alto de huevos, lo que también aumenta las grasas. También se recomienda aumentar el consumo de plátanos y leche, para remplazar las diferentes comidas y colaciones del día. Aportan entre 800 y1.000 kcal/día y se aplican por períodos de 10 a 18 días. Se han comunicado buenos resultados en cuanto a saciedad, pero sus inconvenientes son iguales a los de otros tipos, el corto período de aplicación y la poca variedad, lo que hace desmotivar al paciente.
3. Regímenes ricos en carbohidratos, como las dieta macrobiótica (Zen), de Pritikin (carbohidratos no refinados) y dietas en base a arroz, papas y jugos de fruta. De ellas podría comentarse la dieta macrobiótica, que tiene un plan asociado a sesiones de meditación y autocontemplación, que considera 10 etapas, en las que se van aumentando los aportes de cereales, verduras y frutas, disminuyendo los nutrientes de origen animal, siendo en las etapas finales prácticamente dietas vegetarianas. Otra variable dentro de estas dietas es la de carbohidratos no refinados, lo que equivale a decir dietas ricas en fibra.
4. Regímenes pobres en hidratos de carbono, entre las cuales destaca la de Scarsdale. Creada por un médico cardiólogo para sus pacientes, se basa en restringir hidratos de carbono a 34%, grasas a 26% y aumento de proteínas a 40%, con un aporte de 1.000 kcal/día. El programa se distribuye durante 14 días, alternando un plan hipocalórico balanceado con un plan más estricto de bajas calorías.
Existe una variedad bastante miscelánea de dietas, pero resumiendo, y siguiendo a un autor alemán, se puede decir. "Ningún milagro se produce en el tratamiento de la obesidad, menos aún por dietas milagrosas".

jueves, 10 de junio de 2010

ASPECTOS PSICOLOGICOS DE LA OBESIDAD

Factores cognitivos y comportamentales influyen en la producción de ingestas alimentarias, por lo que al momento de abordar la obesidad desde un enfoque interdisciplinario, se plantea la necesidad de considerar tanto en la etiología como en la mantención de esta enfermedad, variables cognitivas, comportamentales, afectivas y ambientales.
Desde el punto de vista psicológico se apuntará a trabajar sobre la:

□ Aceptación de la Obesidad como enfermedad crónica
□ La posibilidad de elegir entre lo que es nutritivo para nuestro cuerpo y lo que no lo es
□ Evaluación y modificación de hábitos alimentarios
□ Evaluación y modificación de cogniciones (creencias) y conductas distorsionadas
□ Detección y modificación de pensamientos negativos asociados a la comida, el peso, la autoimagen, etc.
□ Modificación de aspectos psicológicos asociados en general a obesidad, como ser: ansiedad, baja autoestima, depresión, etc.

DISTINGUIR ENTRE HAMBRE Y APETITO, UN FACTOR CLAVE PARA PREVENIR Y COMBATIR LA OBESIDAD

Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) aseguran que el control del apetito es clave para prevenir y combatir la obesidad. A la vez, coinciden en la importancia de diferenciar el hambre del apetito para poder controlar este último, puesto que es un hábito aprendido e influenciado por el medio social y que se puede dominar. De hecho, según la RAE, el 'apetito' se define como el "impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades".
"Tener hambre es una necesidad fisiológica vital, indispensable no sólo para saciar el hambre, sino para nutrir nuestro cuerpo con micronutrientes, como algunas vitaminas, minerales y macronutrientes, como proteínas, grasas y carbohidratos de los alimentos", explica Miguel López, del grupo CIBERobn de Santiago de Compostela. En cambio, "tener apetito" hace referencia al deseo de comer por placer, en el que intervienen factores como los olores, sabores, el aspecto y presentación de los alimentos o ciertas costumbres alimenticias que estimulan nuestra mente para fomentar la necesidad de comer. Según estos investigadores, existen tres conceptos interrelacionados que intervienen cíclicamente en el apetito: el hambre, la satisfacción y la saciedad. El hambre es la sensación fisiológica que induce a comer; la satisfacción el estado de plenitud que invita a dejar de comer y la saciedad el período durante el cual la sensación de satisfacción se mantiene hasta que aparece de nuevo el hambre.Para los científicos del CIBERobn, el problema de la sociedad actual radica en el exceso de oferta de alimentos que, con el aumento del sedentarismo, deriva en la acumulación de dichas calorías en forma de grasa. El sobrepeso aparece cuando las calorías ingeridas sobrepasan a las calorías consumidas. La región cerebral más importante para la regulación de la ingesta es el hipotálamo, en la parte mediobasal del cerebro. "Aunque el control hipotalámico de la ingesta es muy preciso, se ve influenciado por factores hedónicos, relacionados con el placer por la comida y también por el acto social que supone comer", señala López. Por este motivo, hay alimentos, como el chocolate, los aperitivos, las grasas saturadas o el café, cuya ingestión estimula zonas cerebrales implicadas con la adición y los mecanismos cerebrales de recompensa. López advierte de que estos consumos pueden acabar "provocando una adicción, al igual que sucede con las drogas o los juegos de azar". Este fenómeno es denominado por algunos teóricos como "hambre hedonista".

martes, 8 de junio de 2010

CHARLA GRATUITA

EL 17 DE JULIO DE 2010 REALIZAREMOS UNA CHARLA GRATUITA DONDE EXPLICAREMOS LA MODALIDAD DEL TRATAMIENTO.
CUPOS LIMITADOS-INSCRIPCION PREVIA