jueves, 10 de junio de 2010

DISTINGUIR ENTRE HAMBRE Y APETITO, UN FACTOR CLAVE PARA PREVENIR Y COMBATIR LA OBESIDAD

Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) aseguran que el control del apetito es clave para prevenir y combatir la obesidad. A la vez, coinciden en la importancia de diferenciar el hambre del apetito para poder controlar este último, puesto que es un hábito aprendido e influenciado por el medio social y que se puede dominar. De hecho, según la RAE, el 'apetito' se define como el "impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades".
"Tener hambre es una necesidad fisiológica vital, indispensable no sólo para saciar el hambre, sino para nutrir nuestro cuerpo con micronutrientes, como algunas vitaminas, minerales y macronutrientes, como proteínas, grasas y carbohidratos de los alimentos", explica Miguel López, del grupo CIBERobn de Santiago de Compostela. En cambio, "tener apetito" hace referencia al deseo de comer por placer, en el que intervienen factores como los olores, sabores, el aspecto y presentación de los alimentos o ciertas costumbres alimenticias que estimulan nuestra mente para fomentar la necesidad de comer. Según estos investigadores, existen tres conceptos interrelacionados que intervienen cíclicamente en el apetito: el hambre, la satisfacción y la saciedad. El hambre es la sensación fisiológica que induce a comer; la satisfacción el estado de plenitud que invita a dejar de comer y la saciedad el período durante el cual la sensación de satisfacción se mantiene hasta que aparece de nuevo el hambre.Para los científicos del CIBERobn, el problema de la sociedad actual radica en el exceso de oferta de alimentos que, con el aumento del sedentarismo, deriva en la acumulación de dichas calorías en forma de grasa. El sobrepeso aparece cuando las calorías ingeridas sobrepasan a las calorías consumidas. La región cerebral más importante para la regulación de la ingesta es el hipotálamo, en la parte mediobasal del cerebro. "Aunque el control hipotalámico de la ingesta es muy preciso, se ve influenciado por factores hedónicos, relacionados con el placer por la comida y también por el acto social que supone comer", señala López. Por este motivo, hay alimentos, como el chocolate, los aperitivos, las grasas saturadas o el café, cuya ingestión estimula zonas cerebrales implicadas con la adición y los mecanismos cerebrales de recompensa. López advierte de que estos consumos pueden acabar "provocando una adicción, al igual que sucede con las drogas o los juegos de azar". Este fenómeno es denominado por algunos teóricos como "hambre hedonista".

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